miércoles, 7 de enero de 2015

Mi energía es mía

Si te sientas a mi lado
porque el sol no te salía,
y si quieres sólo un rayo,
puedo darte mi energía;
si te sientes derrotado
y la luna no salía,
y si quieres sólo un rayo,
toma: toma mi energía;
Pero si lo que quieres es tragarte
toda mi energía,
si lo que buscas es mimarte
como si no existía...
¿Como si yo no existía?
No, como si yo no existiera...
Perdón, era para que ramera... para que rimara...
El caso, lo que yo decía:
QUE MI ENERGÍA ES MÍA.

Mi energía es mía, ni de ti ni de mi tía, ¿no lo sabes todavía?
Me rebosa la energía, y no es solamente mía, ¿o es que tú no la querías?
Mi energía es mía, no la tires, picha mía, que está la cosa joía,
que hay vampiros por la vía y les das una salía y quieren mucho más todavía...

Mi energía es mía, y tuya si la querías...
Feliz, feliz en tu día, amiguito que Dios no existía,
no lo olvides en tu vía... ¿Y to esto a qué venía?
Ah... ¡Que mi energía es mía!

Como aquel poeta diría:
"más vale cuarto y mitad de algo bueno,
que kilo y medio de un mojón",
no me digas que tú no, ¿eh?
Entonces, ¿qué necesidad apremiante tenemos
de no conformarnos con lo bueno
y quererlo to peor?
Que no te estoy diciendo yo
que haya que ir por la vía
sonriendo to los días...
¡No, hombre, no! ¡Que pa tonto ya estoy yo!
Yo trataba de comunicar
que no hay que multiplicar
los caminos del dolor,
que pa eso ya está Dios,
que un "hasta luego" no es un adiós,
ni un "te quiero" es una flor,
ni un silencio es un renuncio
(y si te olvidas de mi cumpleaños
te juro... que no te denuncio).

Tú no me puedes comprender
lo que te quiero decir,
porque de tanto sufrir
lo que yo ya viví,
tú te lo vas a perder...

Y no me mires, no me mires,
no me mires con esa cara,
que to el mundo sabe
que la vida es cara,
pero el precio no lo he puesto yo....
¿O tú te crees que yo no pago
con mi sangre y mi sudor
lo que más de uno (y de dos)
no pudieron pagar
porque se vinieron a atragantar
con un huesito de aceituna
a la luz de la luna
que no se quisieron tragar...
¡Tes quí ya!
Me voy a tragar yo tu hueso,
ni por ella ni por eso:
abres tú la boca y yo me quedo tieso, ¿no?

Sí: hay caminos por la vía
que tuviste que tirar por donde más te dolía...
Ay, amiga mía:
si tú quieres alas
yo te enseñaré a volar,
pero no quieras las mías
que me la voy a pegar.


Álex O'Dogherty

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